En este artículo se aborda el burnout nutricional, una forma de desgaste emocional que aparece cuando la alimentación se vive desde la rigidez, el perfeccionismo y la exigencia. Como psicóloga especializada en conducta alimentaria, quiero ayudarte a identificar sus señales, entender sus causas y, sobre todo, a recuperar una relación más tranquila y flexible con la comida.
¿Qué es el burnout nutricional?
Cuando pensamos en burnout, generalmente asociamos el término al agotamiento relacionado con el trabajo, un síndrome de desgaste físico, emocional y mental que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado como un resultado del estrés crónico en la rutina laboral.
Sin embargo, el burnout nutricional, aunque no sea un diagnóstico clínico oficial, se utiliza cada vez más para describir el agotamiento mental que surge a raíz de la obsesión por mantener una dieta estrictamente saludable. Las personas que lo padecen tienden a pensar constantemente en qué alimentos deberían o no deberían consumir, lo que conlleva una sobrecarga emocional y mental significativa.
¿Por qué no se trata solo de estar cansado de hacer dieta?
La mentalidad dieta y las creencias derivadas de la cultura de la dieta son una de las principales causas del burnout nutricional. Esta cultura promueve una visión dicotómica de los alimentos, dividiéndolos en «buenos» y «malos», «sanos» e «insanos». Esta moralización genera una gran preocupación y estrés a la hora de tomar decisiones sobre qué comer.
El haber seguido muchas dietas restrictivas en el pasado —que limitan ciertos alimentos basándose en sus propiedades nutricionales— puede contribuir al desarrollo del burnout nutricional. La constante restricción alimentaria genera pensamientos obsesivos y dudas constantes sobre lo que se debe comer, siendo una gran fuente de estrés.
¿Qué consecuencias tiene el burnout nutricional?
El impacto del burnout nutricional puede ser significativo tanto a nivel físico como mental. Para cumplir con los estándares de una dieta estrictamente «saludable», muchas personas se aíslan de sus círculos sociales, lo que afecta negativamente su bienestar emocional y sus relaciones interpersonales.
Este aislamiento se intensifica cuando se evita participar en eventos sociales o comer fuera de casa, debido al miedo que aparece por no tener control sobre lo que se servirá.
El burnout nutricional también puede provocar un ciclo vicioso de estrés y ansiedad persistente en torno a la comida.
Ciclo del burnout nutricional: Gráfico circular que ilustra el ciclo repetitivo en el que las creencias rígidas sobre la alimentación perpetúan el malestar.
¿Cómo se relaciona con los trastornos alimentarios?
La preocupación constante por comer de forma saludable y la obsesión por evitar ciertos alimentos pueden ser factores predisponentes al desarrollo de la ortorexia, un trastorno donde la persona presenta una preocupación extrema por la calidad de los alimentos que ingiere.
Si este patrón se cronifica, puede evolucionar hacia otros trastornos alimentarios graves. Recuerda que, para establecer un diagnóstico adecuado, siempre es necesario contar con la evaluación de un profesional de la salud.
¿Qué señales pueden alertar de su presencia?
Existen varias señales que pueden indicar que nuestra relación con la comida está siendo excesivamente influenciada por la presión de comer de manera «saludable».
Algunas de estas señales incluyen:
- Fijación constante en la calidad nutricional de los alimentos, analizando detalladamente los ingredientes y procesos de preparación.
- Tendencia a clasificar la comida en categorías rígidas como «buena» o «mala», lo que simplifica en exceso la alimentación y genera estrés.
- Dificultad para decidir qué comer, con pensamientos repetitivos o dudas persistentes antes de cada comida.
- Sentimientos de culpa o ansiedad después de consumir alimentos considerados como «no permitidos».
- Episodios de descontrol con la comida, como atracones o la sensación de haber perdido el control durante la ingesta.
- Evitación de situaciones sociales en las que se consume comida, por el miedo a no poder controlar lo que se servirá.
- Desconexión con las señales de hambre o saciedad del propio cuerpo.
¿Cómo podemos salir de esta situación?
Debemos conocer la diferencia entre la mentalidad dieta y la adopción de hábitos saludables. Darnos permiso para comer alimentos variados, sin etiquetarlos como «buenos» o «malos», nos permite relacionarnos con la alimentación desde una mirada más flexible, generando una sensación de tranquilidad ante la ingesta y desapareciendo la ansiedad que nos genera estar constantemente pensando en ello.
Practicar la alimentación consciente, prestando atención a las características sensoriales de los alimentos (su textura, aroma, color y sabor). Favorece la conexión entre nuestro cuerpo y la comida. Estar presentes en el momento de la ingesta nos permite reconectar con nuestras señales internas y disfrutar de lo que comemos.
Es esencial evitar el aislamiento social con el fin de evitar ciertos alimentos. Además de privarnos de alimentos, este aislamiento también nos quita la oportunidad de compartir momentos agradables con amigos y familiares, lo cual es fundamental para el bienestar emocional.
Si sientes que el burnout nutricional está afectando tu bienestar, es crucial buscar ayuda profesional. Reconocer las dificultades y trabajar en ellas con el acompañamiento adecuado puede ser clave para recuperar el equilibrio y la paz con la comida.
Estaremos encantadas de acompañarte en el camino de mejorar tu relación con la comida
Recuperar el placer de comer y romper con las creencias rígidas sobre la comida no es fácil, pero es completamente posible. Si te has identificado con alguno de los puntos de este artículo, recuerda que no estás solo/a. Pedir ayuda es un acto de autocuidado, y desde la psicología podemos acompañarte a reconstruir una relación más amable con la comida y contigo mismo/a. Si te interesa saber más o trabajar estos temas, estaremos encantadas de acompañarte.
Anna Gómez
Psicóloga sanitaria por la Universidad de Barcelona. Comprendo a las personas como parte de un todo, configurado por uno mismo, los demás, el entorno y la relación entre estos. La relación disfuncional con la alimentación puede surgir tras la dificultad para gestionar emociones y situaciones complejas. Me gustaría trabajar conjuntamente para ofrecerte un espacio de conocimiento personal, donde podamos identificar los pensamientos, emociones y conductas con el objetivo de buscar estrategias más saludables y adaptativas.







