Júlia Farré
Dietista-Nutricionista
¿De verdad tu salud solo depende de ti? El mito de la fuerza de voluntad
Seguro que más de una vez has escuchado frases como: “si quieres estar sano, solo tienes que comer bien y hacer ejercicio” o “tu cuerpo es el reflejo de tu fuerza de voluntad”. Esto desencadena a menudo en sensación de frustración en situaciones como por ejemplo en casos deonde se quiere perder peso o aumentar masa muscular.
En redes sociales abundan los mensajes que nos hacen creer que nuestra salud está completamente en nuestras manos, como si fuera una cuestión de disciplina o motivación personal.
La realidad es muy diferente.
Según los datos sobre los determinantes de la salud de GoInvo, lo que hacemos de forma individual influye, pero no lo explica todo. De hecho, nuestros comportamientos solo representan un 36 % del total de factores que determinan nuestra salud.
DETERMINANTES DE TU SALUD
Los determinantes de la salud que sí dependen de ti: El 36%
- Qué y cómo comes.
- Cuánto te mueves en tu día a día.
- La calidad de tu sueño.
- Cómo gestionas el estrés y las emociones.
Pero ojo: que estén en tus manos no significa que sea sencillo controlarlos.
¿Quién no ha querido dormir 8 horas y se ha encontrado con insomnio, turnos de trabajo imposibles o responsabilidades familiares?
¿Quién no ha intentado comer mejor y se ha topado con falta de tiempo, precios más altos o estrés emocional?
Ese 36 % es valioso, pero gestionarlo en la vida real es mucho más difícil de lo que parecen transmitir los mensajes simplistas de internet.
Vamos a ver en qué consiste detalladamente esta parte.
Cuando hablamos de “comportamiento individual” no nos referimos solo a comer mejor o moverte más. Dentro de este bloque entran muchos aspectos cotidianos que influyen directamente en nuestra salud física y mental. Me gustaría destacar los siguientes:
Activos psicológicos (los recursos internos que nos protegen)
- Nivel de responsabilidad (conscientiousness): personas que se organizan, planifican y cumplen objetivos suelen tener mejores resultados de salud a largo plazo.
- Autoeficacia: la confianza en que “puedo lograrlo” es clave para mantener hábitos saludables.
- Optimismo y satisfacción vital: ver la vida con esperanza reduce el riesgo de depresión y favorece la resiliencia ante enfermedades.
- Función cognitiva en la vejez: mantener la mente activa y estimulada ayuda a retrasar el deterioro cognitivo.
Factores psicológicos de riesgo (cuando la mente juega en contra)
- Estrés crónico: mantener el cuerpo en “alerta” de forma continua aumenta el riesgo cardiovascular y digestivo.
- Desesperanza o falta de motivación: sentir que “nada depende de mí” puede frenar la adopción de cambios positivos.
- Ansiedad y depresión: influyen en la calidad del sueño, la alimentación y el autocuidado, generando un círculo difícil de romper.
Conductas de riesgo
- Consumo de tabaco, alcohol u otras sustancias.
- Actividad sexual sin protección adecuada.
- Conducta al volante (uso del cinturón, velocidad, atención).
- Comportamientos relacionados con armas o violencia.
Son hábitos que aumentan directamente el riesgo de accidentes, infecciones o enfermedades crónicas.
Estilo de vida saludable
- Actividad física: moverse regularmente protege el corazón, la mente y ayuda a mantener un peso adecuado.
- Sueño: dormir mal no es solo “estar cansado”, está asociado a obesidad, diabetes y problemas de memoria.
- Alimentación: la base de energía y nutrientes; un patrón rico en vegetales, frutas, proteínas de calidad y menos ultraprocesados está directamente vinculado con menor riesgo de enfermedad.
El gran reto: no es tan fácil como parece.
- El estrés laboral, los horarios cambiantes, la falta de apoyo social o el cansancio emocional pueden hacer que dormir bien, comer mejor o entrenar sea mucho más difícil de lo que suena en un consejo de Instagram.
- Por eso, más que fuerza de voluntad, se necesita acompañamiento profesional, apoyo psicológico y estrategias personalizadas que tengan en cuenta la vida real de cada persona.
Pero… ¿y el otro 64 %?
- Circunstancias sociales (24 %): tu educación, tu empleo, tu nivel económico, el apoyo que recibes de familia y amigos.
- Genética (22 %): tu herencia biológica, que puede predisponerte a ciertas enfermedades.
- Atención médica (11 %): la calidad y accesibilidad del sistema de salud al que puedes acudir.
- Entorno físico (7 %): la calidad del aire que respiras, el agua que bebes, el barrio en el que vives.
No es lo mismo cuidarse en un entorno con parques, alimentos saludables asequibles y un buen sistema sanitario, que hacerlo en un contexto donde predominan la contaminación, la inseguridad o la falta de acceso a recursos.
No cargues con culpas que no son tuyas
Pero tu cuerpo y tu bienestar no son un examen que se aprueba con fuerza de voluntad. Tu salud es el resultado de decisiones individuales + circunstancias sociales + factores genéticos + entorno.
Conclusión
Por eso, cuando veas a alguien venderte la idea de que “si quieres, puedes” y que todo depende de ti, recuerda: no es verdad.
La salud es mucho más compleja, y lo más sano que puedes hacer es cuidarte dentro de tus posibilidades, sin sentir culpa por lo que no controlas.





