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¿Cómo debe ser una dieta para SIBO?. Es posible que estés buscando la respuesta a esta pregunta pero antes es conveniente que sepas más cosas sobre esta patología. Cada vez tenemos más consciencia de que nuestra microbiota tiene un papel remarcable en nuestra salud ya que influye no únicamente en el tránsito intestinal sino que se relaciona con el sistema inmune, endocrino, urinario, etc. incluso puede estar implicada en el desarrollo de cáncer. Por distintos factores nuestra microbiota puede sufrir alteraciones que afecten a su diversidad y/o a la cantidad de microorganismos que la forman iniciándose un proceso patológico denominado sobrecrecimiento bacteriano o SIBO.

Si todavía no has oído hablar de esta alteración presta  atención porque se estima que hasta un 35% de la población general puede padecer sobrecrecimiento bacteriano, pudiendo aumentar la prevalencia hasta el 80-90% en pacientes con Síndrome del Intestino Irritable o con Síndrome de la Fatiga Crónica.

En las siguientes líneas trataré de presentar los conocimientos que tenemos hasta el momento a partir de información extraída de artículos científicos y de la práctica clínica.

Si quieres que te ayuemos a realizar una dieta para SIBO puedes ponerte en contacto con nosotras y podremos ayudarte tanto de forma presencial como en nuestra consulta online.

SIBO qué es y por qué es importante la dieta

imagen crecimiento de bacterias intestinales

En condiciones normales el intestino delgado no debe albergar prácticamente bacterias, pues es una zona dedicada a la digestión y absorción de nutrientes. Por el contrario en el colon debemos encontrar una microbiota intestinal rica y diversa, llegando a 109 -1012 UFC (unidades formadoras de colonias).

Se considera sobrecrecimiento bacteriano, conocido como SIBO, por sus siglas en inglés small intestine bacterial overgrowth, al exceso de bacterias en el intestino delgado proximal, por encima de 105 UFC. Inclusive algunos estudios recientes cuestionan la cifra, considerando el diagnóstico a partir de 103 UFC. El SIBO es un tipo de disbiosis (cambio en la composición de la microbiota) que implica una mayor colonización bacteriana del intestino delgado con algunas de las bacterias más características de la microbiota del colon.

El reciente interés en el impacto de las alteraciones de la flora intestinal en el cuerpo humano, ha llevado a que se identifiquen varios tipos de disbiosis:

  1. SIBO: Se caracteriza por la presencia de bacterias específicas del colon en el intestino delgado igual o superior a 105 UFC. Los pacientes con SIBO producen hidrógeno debido a la fermentación de algunos carbohidratos consumidos)
  2. SIFO: Es una disbiosis que involucra un exceso de hongos en el intestino delgado.
  3. IMO (Sobrecrecimiento metanogénico intestinal). Se produce por un crecimiento excesivo de arqueas u organismos anaeróbicos productores de metano. Los arqueas utilizan el hidrógeno producido en el intestino como resultado de la fermentación de carbohidratos para la metanogénesis). Actualmente se ha empezado a oir el término LIBO, pero aún no se encuentra un acuerdo para definir ésta disbiosis.
  4. De Sulfuro. Este tipo de SIBO aún está en líneas de investigación. El impacto de la dieta (exceso de proteínas) en la producción de sulfuro y cómo éste daña la mucosa y produce un efecto pro-inflamatorio. En estos casos se suele recomendar una dieta baja en compuestos azufrados

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¿Cómo saber si tengo SIBO? ¿Cuáles son los síntomas del sobrecrecimiento bacteriano? 

¿Cómo saber si tengo SIBO? Esta es una pregunta que es posible que te hayas hecho si estás leyendo este artículo.

Que las bacterias colónicas migren de su hábitat natural, el colon, hasta el intestino delgado provocará molestias en la persona afectada. Las células del intestino competirán con las bacterias por conseguir alimento y esto provocará diferentes alteraciones:

Alteraciones intestinales derivadas del acúmulo de gas

Provocado por la fermentación llevada a cabo por bacterias y arqueas se darán molestias gastrointestinales:

  • Distensión abdominal.
  • Hinchazón (frecuentemente el vientre recuerda a la barriga de una embarazada)
  • Dolor abdominal.
  • Flatulencia.
  • Meteorismo.
  • Eructos.
  • Acidez.
  • Alteraciones del tránsito intestinal: Estreñimiento o descomposición (en función de los microorganismos presentes en el intestino delgado). Incluso esteatorrea.

Derivadas de la producción de metabolitos tóxicos (endotoxinas, compuestos bacterianos, etc.)

Producidas por parte de la microbiota aumentada, que promueven la producción de citoquinas proinflamatorias. Estas dañarán las microvellosidades de la mucosa intestinal (por dónde absorbemos los nutrientes) causando inflamación en el intestino y malabsorción, aumentando el riesgo de:

  • Deficiencias nutricionales, siendo las más comunes el déficit de vitamina B12, de vitaminas A, D, E y de hierro. Pudiendo aparecer anemia o alteraciones del sistema nervioso, por ejemplo. Los niveles de folatos y vitamina K son generalmente normales o elevados, dada la capacidad de las bacterias de sintetizarlos.
  • Intolerancias alimentarias: fructosa, sorbitol, lactosa, otros carbohidratos, histamina, gluten, etc. en función de las enzimas y transportadores que queden afectados, por el daño de la mucosa intestinal.
  • Astenia, causada por los déficits nutricionales.
  • Pérdida de peso, provocada por la malabsorción y los síntomas gastrointestinales que pueden provocar falta de apetito o evitación de la comida por el malestar que suele aparecer después de la ingesta.
  • Riesgo aumentado de infección por Cándidas y otras levaduras.

Derivadas de no atender y no tratar los síntomas anteriores durante largo tiempo

Pueden romperse las uniones entre los enterocitos apareciendo permeabilidad intestinal (intestino permeable o agujereado, conocido en inglés como Leaky Gut). Ante esta situación el contenido de intestino puede entrar en contacto con el sistema inmunitario y causar inflamación sistémica, elevando la probabilidad de aparición de enfermedades autoinmunes (enfermedad de Crohn, Colitis ulcerosa, etc.), alergias, afecciones dermatológicas, neurológicas o resistencia a la insulina, entre otros.

síntomas de sobrecrecimiento bacteriano

Causas del SIBO ¿Por qué aparece?

Existen diversos motivos que pueden conducir a la proliferación patológica de microbiota en el intestino delgado. A continuación trato de resumírtelas:

Causas anatómicas

  • Alteraciones en la válvula ileocecal o válvula de Bauhin. Cuando la “puerta” que separa el intestino grueso del delgado queda abierta (Síndrome de la válvula ileocecal abierta) es más probable que aparezca un SIBO. Esta alteración tiene varias causas posibles:
    • Cirugías intestinales.
    • Síndrome del intestino corto que curse con ausencia de esta válvula.
    • Enfermedades inflamatorias intestinales (Crohn, Ileitis…) que afecten a la válvula de Bauhin.
    • Estrés.
  • Síndrome del asa ciega. En el cual parte del intestino delgado forma una bolsa o asa en la que los alimentos se estancan siendo un ambiente ideal para que la microbiota prolifere. Puede producirse por:
    • Cirugías abdominales (by-pass gástrico, gastrectomía…).
    • Adherencias intestinales.
    • Radioterapia abdominal.
    • Presencia de fístulas.
    • Diverticulosis.
    • Etc.
  • Otras

Déficit de ácido gástrico, bilis y/o enzimas digestivas.

Éstos tienen propiedades bacteriostáticas, impiden que las bacterias colónicas lleguen al estómago e intestino. Cuando su cantidad se ve mermada, existe mayor probabilidad de colonización de la microbiota en estas porciones del tubo digestivo. ¿Qué puede provocar estos déficits?

Condiciones que causan disminución o ausencia de ácido clorhídrico en el estómago (hipoclorhidria/aclorhidria):

  • Mayor edad.
  • Consumo de medicamentos inhibidores de la bomba de protones o antagonistas de los receptores de hidrogeno, mal llamados protectores gástricos o antiácidos, que se usan habitualmente para tratar la acidez producida por reflujo gastroesofágico. Ejemplos de estos fármacos son el Omeoprazol o la Ranitidina.
  • Gastritis crónica atrófica (secundaria a infección por Helicobacter pylori o de causa autoinmune).
  • Anemia perniciosa.
  • Tratamiento con radioterapia.
  • Bypass gástrico.
  • Etc.

Condiciones que provocan disminución de la bilis (colestasis):

  • Coledocolitiasis (piedras en la vesícula biliar que obstruyen el flujo de ácidos biliares).
  • Colangitis (inflamación de las vías biliares).
  • Quiste de colédoco.
  • Pancreatitis.
  • Neoplasia en la cabeza del páncreas o de las vías biliares
  • Uso de algunos fármacos.
  • Sida.
  • Cirrosis biliar.
  • Hepatitis toxica, vírica o autoinmune.
  • Enfermedad de Caroli.
  • Enfermedad de Byler.
  • Parásitos.
  • Divertículo duodenal.
  • Etc.

Condiciones que conducen a déficit de enzimas digestivas (lipasas, peptidasas, amilasas):

  • Mayor edad.
  • Alteraciones en las glándulas salivales.
  • Patologías pancreáticas (pancreatitis, obstrucción, cáncer…)
  • Trastornos hepáticos.
  • Enfermedad de Crohn.
  • Fibrosis quística.
  • Etc.

Disminución de la motilidad intestinal (movimientos propios del intestino).

En condiciones normales nuestro intestino lleva a cabo dos tipos de movimientos:

  1. Los asociados a la ingesta de comida.
  2. Los asociados a los periodos de ayuno, conocidos con el nombre de complejo motor migratorio (CMM). Estos movimientos se activan entre 2 y 4 horas después de haber ingerido alimentos y son importantísimos ya que su función es mantener la luz del intestino delgado despejada y “limpia” de bacterias procedentes de los alimentos, disminuyendo así el riesgo de sobrecrecimiento de la microbiota.

Uno de los síntomas más claros de una motilidad deficiente es el estreñimiento, así que buscar su causa y tratarla puede prevenir la aparición de SIBO.

Existen diversas situaciones en las que puede darse peor motilidad:

  • Mayor edad.
  • Consumo de ciertas drogas o fármacos (anticolinérgicos, antidiarreicos, opiáceos como la morfina o codeína, etc.).
  • Diversas patologías: Hipotiroidismo, Neuropatía Autónoma por Diabetes, Parkinson, Esclerodermia, Enteritis radica, Polimiositis, Amiloidosis, Esclerosis múltiple, Celiaquía, Enfermedad Inflamatoria Intestinal (Crohn, Colitis ulcerosa), Síndrome del Intestino Corto, Obesidad, etc.
  • Falta de actividad física: edad avanzada, exceso de peso muy acusado (obesidad mórbida o extrema), personas encamadas, personas con hemiplegia/paraplegia, personas con síndrome de la fatiga crónica y/o fibromialgia que tengan mucha dificultad para moverse…
  • Algunas conductas alimentarias: dieta pobre en fibra, mascar chicle o consumir estevia.
  • Etc.

Patologías autoinmunes

Esclerodermia, diabetes mellitus tipo 1, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, celiaquía, hipotiroidismo autoinmune (hipotiroidismo de Hashimoto, enfermedad de Graves, tiroiditis atrófica…), artritis reumatoide, etc.

Quiero aclarar que el hecho de que padezcas una de estas condiciones no implica que vayas a tener SIBO pero si aumenta el riesgo de padecerlo.

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Diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano

pruebas médicas SIBO
Llegados a este punto, ante una sospecha de sobrecrecimiento bacteriano puede ser de ayuda tener un diagnóstico para afinar el tratamiento posterior.

Si optas por tener un informe diagnóstico, te detallo cuál sería el orden cronológico y los pasos a seguir:

¿A qué profesional médico acudir en primer lugar?

Lo primero que debes hacer es una visita médica para orientación diagnóstica y solicitud de pruebas. Dirígete a un digestólogo actualizado en temática de sobrecrecimiento bacteriano. Después de una anamnesis clínica tendrá la información necesaria para orientarte en las pruebas que debes hacerte.

¿Qué pruebas realizar?

La prueba adecuada para el despistaje del SIBO es el test de aliento con lactulosa o glucosa.

El test no es invasivo, consiste en soplar a través de una boquilla para medir, en diferentes momentos a lo largo de 3-4 horas, la cantidad de hidrogeno y metano del aliento tras tomar un sustrato (10g de lactulosa o 75g de glucosa).

Los resultados sobre la cantidad de gas encontrado se presentan en forma de curvas como las que te muestro a continuación, dónde en el eje horizontal se expresan el tiempo transcurrido en minutos y en el vertical la cantidad de gas calculada en partes por millón (ppm). Puedes encontrar los dos gases en una misa curva o bien en dos separadas. Algunos laboratorios incluyen también los datos recogidos en forma de tabla.

curva médica SIBO
Ilustración 1. Ejemplo de Curva con dos gases y Tabla de resultados.
ejemplo resultado digestivo
Ilustración 2. Ejemplo de Curva con dos gases, sin tabla.
Interpretación de los resultados: El hidrogeno y metano son gases producidos por la microbiota. Su elevación en la primera parte del test (los primeros 90 minutos más o menos, puede variar según la velocidad de tránsito intestinal de cada persona) indica presencia de microbiota en el intestino delgado y por lo tanto un SIBO positivo. Más exactamente se debe diagnosticar Sobrecrecimiento bacteriano ante:

  • una elevación de 20ppm o más de hidrógeno (H2) respecto al valor basal, o bien
  • un aumento de 10ppm o más en el caso del metano (CH4) respecto a su valor basal.

Limitaciones de este test: Podrías obtener un test negativo pero haber presentado síntomas durante su realización, en este caso existe controversia en cómo proceder, aunque muchos profesionales optan por tratar los síntomas, como si el test fuera positivo debido a que éste puede tener limitaciones, entre otras:

  • Dar falso negativo en el caso de personas con un tránsito intestinal rápido, por ejemplo aquellas con síndrome del intestino corto, en estos casos la elevación de los gases puede producirse pasados los 90 minutos lo que se considera fisiológico (test negativo).
  • Dar falso negativo en el caso de un SIBO por sulfuro de hidrogeno, ya que hasta el momento no se realizan curvas con valoración de este gas. Así pueden no elevarse las curvas de metano e hidrogeno pero existir sintomatología si estamos ante esta modalidad de sobrecrecimiento.
** ¿Y qué pasa con las curvas de lactosa, fructosa o sorbitol que se elevan en los primeros minutos? Pues que son sospechosas de SIBO. Cuando la mucosa intestinal está afectada, como he comentado en el apartado 2 “manifestaciones clínicas” puede alterarse la absorción de estos azúcares, siendo una intolerancia provocada por el sobrecrecimiento y que sólo se resolverá completamente si se trata el SIBO.

Si decides hacer el test, ¡que no sea en vano! Te doy dos recomendaciones para realizar una dieta para la prueba de SIBO y otras recomendaciones que necesitas saber. 

Dieta para SIBO

Paralelamente al inicio de tratamiento farmacológico es conveniente adaptar la alimentación. Para ello lo conveniente es que te pongas en manos de un dietista-nutricionista entendido en disbiosis.

Se han propuesto distintas dietas para el tratamiento del sobrecrecimiento bacteriano, pero la que tiene mayor aplicabilidad en la práctica clínica en nuestro entorno es la Dieta baja en FODMAPs.

Esta dieta limita el aporte de todos los azúcares fermentables que pueden ser usados por la microbiota como sustrato energético, por ello se considera una herramienta para disminuir su actividad. No obstante, sin estar asociada a tratamiento antibiótico, farmacológico o botánico, no erradicará el sobrecrecimiento.

La dieta baja en FODMAPs no está diseñada para seguirla toda la vida, sino que tiene carácter transitorio en su fase estricta (1-2 semanas) debiéndose progresar para evitar generar más disbiosis, pues sin fibra, la microbiota saludable se verá afectada y la recuperación puede verse comprometida.

Si padeces SIBO, podemos ayudarte a planificar tu dieta

Es indispensable el acompañamiento de un dietista-nutricionista para que pueda personalizarla a cada caso concreto y guiar en la reintroducción en función de la sintomatología presentada.

 

SIBO alimentos prohibidos

El SIBO puede causar una gran variedad de síntomas digestivos. Por este motivo no hay unos alimentos que sí o sí debas evitar en tu dieta. Por lo general los alimentos que suelen sentar peor y que por lo tanto se recomienda excluir de la dieta al inicio del tratamiento son:

  1. Alimentos ricos en carbohidratos fermentables:
    • Fructosa: Frutas como manzanas, peras, y mangos; miel; jarabe de maíz alto en fructosa.
    • Lactosa: Productos lácteos como leche, queso blando y yogur.
    • Fructanos: Trigo, cebolla, ajo, alcachofa, espárragos.
    • Galactanos: Legumbres como frijoles, garbanzos, lentejas, soja.
    • Polialcoholes: Sorbitol, manitol, xilitol, maltitol, presentes en algunos edulcorantes artificiales y en frutas como ciruelas, manzanas y peras.
  2. Alimentos procesados:
    • Comidas rápidas y alimentos altamente procesados.
    • Alimentos con alto contenido de azúcares añadidos.
    • Bebidas gaseosas y jugos comerciales.
  3. Alimentos con almidón:
    • Pan, pasta y cereales hechos de trigo, centeno, cebada.
  4. Alimentos altos en fibra no soluble:
    • Algunos tipos de salvado de trigo, ciertos vegetales crudos y verduras de hoja verde en exceso.

Alimentos permitidos

Los alimentos que suelen sentar mejor y que se recomienda consumir son por lo general alimentos bajos en FODMAPs:

  1. Proteínas:
    • Carnes (pollo, pavo, res).
    • Pescado y mariscos.
    • Huevos.
  2. Vegetales bajos en FODMAPs:
    • Zanahorias, calabacín, pepino, espinacas, col rizada, pimientos.
  3. Frutas bajas en FODMAPs:
    • Plátanos, arándanos, fresas, uvas, naranjas.
  4. Granos sin gluten:
    • Arroz, avena sin gluten, quinoa.
  5. Lácteos sin lactosa:
    • Leche sin lactosa, quesos duros (cheddar, parmesano), alternativas vegetales (leche de almendra, leche de coco).
  6. Aceites y grasas saludables:
    • Aceite de oliva, aceite de coco.
  7. Hierbas y especias:
    • Jengibre, cúrcuma, romero, tomillo.

Los alimentos que en un principio se deben evitar en la dieta para el SIBO no significa que queden prohibidos para siempre. La dieta de exclusión debe ser temporal y acorde al tratamiento del sobrecrecimiento. Es muy importante hacer la reintroducción de alimentos excluidos de la mano de un dietista – nutricionista.

Alimentos recomendados para aliviar los síntomas

Los alimentos recomendados son los que te ayuden a mejorar los síntomas provocados por el tipo de SIBO que tengas. La mayoría de veces recomendaremos alimentos de fácil digestión, que no generen flatulencias o gases y que favorezcan un tránsito intestinal normal.

Se debe individualizar mucho la dieta propuesta ya que en función del tipo de SIBO y otras alteraciones puede ser positivo por ejemplo potenciar ácidos o estimulantes de la producción de bilis y en otros puede ser contraproducente.

Alimentos que favorecen la flora intestinal

Contrariamente a lo que te acabo de explicar, si buscas alimentos que favorezcan una microbiota con diversidad microbiana y saludable, la dieta debe ser rica en sustancias fermentables y fibras. Justamente los alimentos que ahora te sientan tan mal. No desesperes, con el tratamiento adecuado y paciencia podremos reintroducir estos alimentos tan necesarios para tu intestino. Entre los más saludables para la flora intestinal destacaría: col, brócoli, manzana con piel, ajo, puerro, cebolla, guisantes y lentejas.

Mientras tengas que evitar la mayoría de estos vegetales puedes optar por otras maneras de nutrir tu microbiota, ¿cómo? Con la ayuda del almidón resistente. Se trata de una modificación que sufre el almidón cuando dejamos enfriar los productos que lo contienen, como por ejemplo la patata, la pasta o el arroz. También hay ciertos suplementos como el ácido butírico que pueden ser beneficiosos pero siempre debes tomarlos bajo la supervisión de un profesional de la salud.

Efectos del SIBO en la absorción de nutrientes

El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) puede afectar significativamente la absorción intestinal de nutrientes debido a varios mecanismos:

  1. Competencia por los nutrientes

Las bacterias en exceso en el intestino delgado pueden competir directamente con el cuerpo por los nutrientes. Esto incluye:

  • Vitamina B12: Las bacterias pueden consumir vitamina B12, reduciendo su disponibilidad para el cuerpo y llevando a una deficiencia.
  • Carbohidratos: Las bacterias pueden fermentar los carbohidratos antes de que sean absorbidos, produciendo gases y ácidos grasos de cadena corta, lo que puede provocar síntomas como hinchazón y diarrea.
  1. Daño a la mucosa intestinal

El SIBO puede causar daño a la mucosa del intestino delgado, lo que puede afectar la absorción de nutrientes:

  • Atrofia de las vellosidades: La inflamación crónica y la exposición a los productos de desecho bacterianos pueden dañar las vellosidades intestinales, que es por donde se absorben los nutrientes.
  • Permeabilidad intestinal: El daño a la mucosa puede aumentar la permeabilidad intestinal («intestino permeable»), permitiendo que sustancias no deseadas entren en el torrente sanguíneo y desencadenen respuestas inmunitarias.
  1. Malabsorción de grasas

La presencia de bacterias en el intestino delgado puede afectar la digestión y absorción de grasas de varias maneras:

  • Desconjugación de sales biliares: Las bacterias en exceso pueden desconjugar las sales biliares, esenciales para la emulsificación y absorción de grasas. Esto lleva a una mala absorción de grasas, resultando en esteatorrea (heces con grasa, normalmente diarrea).
  • Deficiencia de vitaminas liposolubles: Debido a la mala absorción de grasas, también puede haber una deficiencia de vitaminas liposolubles (A, D, E, K), ya que estas vitaminas dependen de las grasas para ser absorbidas.
  1. Alteración del metabolismo de carbohidratos

Las bacterias pueden fermentar carbohidratos no absorbidos, produciendo gases como hidrógeno y metano, lo que puede causar:

  • Hinchazón y distensión abdominal: Resultando en malestar y dolor abdominal.
  • Diarrea osmótica: Los productos de la fermentación pueden atraer agua al intestino, causando diarrea.
  1. Deficiencia de micronutrientes

El SIBO puede llevar a deficiencias de varios micronutrientes, como:

  • Hierro: La inflamación crónica y el daño a la mucosa pueden reducir la absorción de hierro, resultando en anemia.
  • Calcio y magnesio: La mala absorción de grasas puede afectar la absorción de estos minerales, aumentando el riesgo de osteoporosis y otros problemas de salud.

Tratamiento del sobrecrecimiento bacteriano además de la dieta

La tríada del tratamiento en el caso de SIBO consiste por un lado en tratamiento con antibiótico, por otro, en el abordaje nutricional para adaptar la alimentación y finalmente en una aproximación psicológica para la gestión del stress.

Tratamiento con fármacos convencionales o con herbáceos:

TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO

Se puede optar por el tratamiento médico tradicional con antibióticos farmacológicos, en cuyo caso es ideal tener el test de aliento, ya que en función de que gas se eleva se opta por unos fármacos u otros, o bien por tratamiento antibiótico botánico. Te detallo cada uno:

Antibióticos farmacológicos:

Generalmente se utilizan antibióticos de amplio espectro entre 7 y 14 días para corregir el sobrecrecimiento. Muchas veces son necesarios varios ciclos de tratamiento por lo que es recomendable usarlos a dosis mínimas efectivas y hacer rotación de fármacos para disminuir las posibilidades de resistencia.

tratamiento antibiótico
  • En el caso de elevación de Hidrógeno (H2) suelen pautar Rifamicina.
  • En el caso de elevación de Metano (CH4) con o sin elevación visible de Hidrógeno (H2) se aconseja asociar dos antibióticos, generalmente Rifamicina + Neomicina / Metromidazol. Como he explicado anteriormente aunque en el test solo se vea elevación de metano seguro que hay producción de hidrogeno y por lo tanto serán necesarios dos fármacos para erradicar las bacterias y las arqueas productoras de estos gases.
  • En el caso SIBO por sulfuro de hidrógeno, el tratamiento es el mismo que en el caso de SIBO por metano.
antibióticos naturales

Productos herbáceos con acción antibiótica:

Se trata especies botánicas con actividad bacteriostática, antifúngica o antiviral. Se pueden usar distintos extractos herbales solos o combinados: aceite de orégano, aceite de tomillo, berberina, alicina, ajenjo o artemisa, canela o neem entre otros.

Este enfoque terapéutico con antibióticos va orientado a corregir el sobrecrecimiento bacteriano y restructurar el equilibrio de la microbiota, no obstante si no se atienda a la causa del SIBO y actúa para tratarla hay riesgo de recidivas. Los estudios estiman que hay recaídas en un 40-50% de los casos. Es por este motivo que es importante un TRATAMIENTO COADYUVANTE a los antibióticos que se focalice en tratar la causa que ha provocado el SIBO. Algunas opciones son:
  • PROCINETICOS farmacológicos o botánicos, cuando hay afección en el complejo motor -migratorio (motilidad intestinal).
  • ENZIMAS DIGESTIVAS, en el caso de que haya dispepsia.
  • PROBIOTICOS, para restablecer el equilibrio de la microbiota.
Por otro lado,  en el caso de que existan déficits de macronutrientes será necesario valorar la necesidad de suplementación.

Gestión del estrés y estado de ánimo en los síntomas de SIBO

Aunque suene a tópico la gestión del estrés es fundamental y es el tercer pilar del tratamiento del SIBO.

El estrés crónico tiene implicaciones orgánicas que favorecen la proliferación de las bacterias: disminuye el ácido clorhídrico del estómago, aumenta el riesgo de colonización de microorganismos patógenos y de translocaciones, se altera el sistema inmunitario aumentando el riesgo de alergias y enfermedades autoinmunes, el peristaltismo intestinal se desajusta, etc.

Existen múltiples vías por las cuales el estrés y otros estados emocionales afectan el sistema digestivo:

Eje Intestino – Cerebro: El sistema nervioso central y el sistema digestivo están conectados a través del eje intestino – cerebro. El estrés y la ansiedad pueden alterar la motilidad intestinal, la secreción de ácido gástrico y la microbiota intestinal.

Hormonas del estrés: El estrés libera hormonas como el cortisol, que pueden afectar la función digestiva, reduciendo la producción de enzimas digestivas y de ácido clorhídrico, alterando la absorción de nutrientes.

Síntomas digestivos: El estrés puede exacerbar síntomas de SIBO como hinchazón, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.

Mis consejos son:

  1. Prioriza el DESCANSO NOCTURNO. Como te contábamos en este artículo el sueño funcional debe ser de 8 horas continuas como mínimo. Una falta de descanso que se alarga en el tiempo puede inducir un incremento de cortisol, la hormona del estrés.
  2. Sincroniza tus ritmos circadianos. Cuando nuestro reloj interno se desregula la salud se ve resentida. Te animo a escuchar este podcast dónde se dan claves para regularlo. Son buenas ideas exponerte a la luz solar al levantarte y evitar la luz de pantallas unas horas antes de acostarte.
  3. Gestiona como afrontas las situaciones de tu día a día para que no aumenten tu nivel de ESTRÉS de forma crónica. Para ello puede ayudarte el contacto con la naturaleza, la meditación o la práctica de mindfulness, entre otros. Si te faltan herramientas para conseguirlo no dudes en buscar el acompañamiento de un psicólogo/a, te recuerdo que saber la teoría no significa ni mucho menos poder aplicarla. Iniciar una terapia psicológica es un acto de valentía que puede cambiar tu vida.
infografia tratamiento SIBO
No quiero despedirme sin recordar que este escrito es eso, una explicación que pretende recoger información que pueda resultar de utilidad. No sustituye en ningún caso las visitas con los profesionales sanitarios adecuados para una correcta evaluación y tratamiento personalizados a cada caso concreto.

Si te ha servido de ayuda, me alegra. Si crees que puede ser útil para tus conocidos te animo a compartirlo y si te surge alguna pregunta o quieres hacer alguna aportación no dudes en escribirnos en los comentarios.

Dietista - Nutricionista

Natalia Celma