Dieta antiinflamatoria
Índice de contenidos
- ¿Qué es la inflamación?
- ¿Qué es la dieta antiinflamatoria?
- Principios de la dieta antiinflamatoria
- ¿A qué personas puede ayudar la dieta antiinflamatoria?
- Proporción de macronutrientes
- Duración y adherencia de una dieta anti inflamatoria
- Movimiento y contacto con la naturaleza
- Actividad física
- Contacto con el Sol (vitamina D)
- Ejemplo de menú diario en una dieta Antiinflamatoria
¿Qué es la inflamación?
Inflamación crónica
La inflamación crónica ocurre cuando la respuesta inflamatoria no se resuelve y/o cuando los estímulos dañinos, persisten en el cuerpo. Su causa puede ser la exposición prolongada a irritantes (como la contaminación y los productos químicos tóxicos) y otros factores como estilo de vida, una dieta alta en azucares y ultra procesados, infecciones persistentes, tabaquismo, consumo de alcohol, desequilibrios nutricionales y estrés crónico. La inflamación crónica no produce dolor, pero con el tiempo comienza a afectar nuestros órganos y tejidos y puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como: diabetes, cáncer, enfermedad coronaria, síndrome metabólico, etc.
¿Qué es la dieta antiinflamatoria?
Principios de la dieta antiinflamatoria
Aumento en el consumo de alimentos reales
Frutas y Verduras: Incluir una variedad de frutas y verduras coloridas en tu dieta. Son ricas en antioxidantes y fitoquímicos que pueden ayudar a combatir la inflamación.
Pescados Grasos y Grasas Saludables: Los ácidos grasos omega-3 presentes en pescados grasos como el salmón, la caballa y las sardinas tienen propiedades antiinflamatorias. Trata de incluirlos regularmente en tu dieta. Utiliza aceite de oliva extra virgen como tu aceite de cocina principal. Contiene grasas mono insaturadas y tiene propiedades antiinflamatorias. El aguacate y los frutos secos también son buenas fuentes de grasas saludables.
Frutos Secos y Semillas: Almendras, nueces, semillas de lino y chía son buenas fuentes de grasas saludables y antioxidantes.
Cereales Integrales: Elige granos enteros en lugar de granos refinados. Arroz integral, quínoa, avena y trigo integral son buenas opciones.
Hierbas y Especias: Cúrcuma, jengibre, ajo y otras hierbas y especias tienen propiedades antiinflamatorias.
Proteínas Magras: Elige fuentes magras de proteínas, como aves de corral, pescado, tofu y legumbres. Reducir el consumo de carnes procesadas y rojas puede ser beneficioso
Aumento de proteínas y grasas saludables
Aumentar el consumo de proteínas y grasas saludables en una dieta antiinflamatoria se basa en varios principios nutricionales que se han asociado con la reducción de la inflamación y la promoción de la salud. Aquí hay algunas razones:
Ácidos Grasos Omega-3: Los pescados grasos, como el salmón, la caballa y las sardinas, son ricos en ácidos grasos omega-3, que tienen propiedades antiinflamatorias. Estos ácidos grasos pueden ayudar a reducir la producción de sustancias pro inflamatorias en el cuerpo.
Grasas Saludables: Las grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva, aguacates y frutos secos, contienen compuestos antiinflamatorios. Estas grasas también ayudan a mantener la integridad de las membranas celulares y a regular las respuestas inflamatorias.
Proteínas de Alta Calidad: Las proteínas son fundamentales para la reparación y el mantenimiento de tejidos. Optar por fuentes de proteínas magras, como aves de corral, pescado, legumbres y tofu, puede proporcionar los aminoácidos necesarios para el proceso de reparación sin añadir grasas saturadas o calorías innecesarias.
Antioxidantes: Muchos alimentos ricos en grasas saludables y proteínas también son ricos en antioxidantes. Los antioxidantes ayudan a combatir el estrés oxidativo y la inflamación al neutralizar los radicales libres en el cuerpo.
Regulación del Azúcar en Sangre: Las dietas ricas en grasas saludables y proteínas pueden ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, lo que es importante para prevenir picos de inflamación asociados con fluctuaciones en los niveles de glucosa.
Reducción de Alimentos Pro inflamatorios: Al aumentar el consumo de proteínas y grasas saludables, generalmente se reduce la dependencia de alimentos pro inflamatorios, como las grasas trans y los carbohidratos refinados, que se encuentran comúnmente en alimentos procesados y ultra procesados.
Disminución en el consumo de productos procesados
Reducir el consumo de alimentos empaquetados (los alimentos del súper) es una recomendación por varias razones:
Alto contenido de Grasas Trans y Ácidos Grasos Omega-6: Muchos alimentos procesados contienen grasas trans y ácidos grasos omega-6 en proporciones que pueden favorecer la inflamación. Estos tipos de grasas se han asociado con respuestas inflamatorias en el cuerpo.
Alto contenido de Azúcar y Carbohidratos Refinados: a menudo contienen altas cantidades de azúcar y carbohidratos refinados, que pueden contribuir a la inflamación y al aumento de los niveles de glucosa en sangre.
Aditivos y Conservantes: contienen aditivos, conservantes y otros ingredientes que no son necesariamente nutritivos y que algunas personas pueden encontrar desencadenantes de inflamación.
Alta Densidad Calórica y Bajo Valor Nutricional: Muchos alimentos procesados son densos en calorías, pero bajos en valor nutricional. Esto puede llevar a un consumo excesivo de calorías sin obtener los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita.
¿A qué personas puede ayudar la dieta antiinflamatoria?
Una dieta antiinflamatoria puede ser beneficiosa para cualquier persona, pero especialmente para personas con:
Enfermedades autoinmunes: Muchas enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, el lupus y la psoriasis, están relacionadas con la inflamación crónica.
Enfermedades cardiovasculares: La inflamación crónica se ha vinculado con enfermedades cardíacas. Una dieta que reduzca la inflamación podría ayudar a mejorar los factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol y la presión arterial.
Síndrome metabólico o resistencia a la insulina: La inflamación está vinculada con la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico. Una dieta que reduzca la inflamación puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y otros aspectos del síndrome metabólico.
Dolor crónico: Aquellas que experimentan dolor crónico, como el asociado con la fibromialgia o la osteoartritis, podrían encontrar alivio a través de una dieta antiinflamatoria.
Enfermedades neurodegenerativas: Aunque la investigación está en una etapa temprana, algunos estudios sugieren que la inflamación crónica puede desempeñar un papel en enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Una dieta antiinflamatoria podría ser beneficiosa para la salud cerebral.
Deportistas y personas activas: Para aquellos que realizan ejercicio regularmente, una dieta antiinflamatoria puede ayudar en la recuperación muscular y reducir la inflamación relacionada con el ejercicio intenso.
Proporción de macronutrientes
La proporción de macronutrientes (es decir, hidratos de carbono, proteínas y grasas) puede variar según las necesidades individuales, la tolerancia a ciertos alimentos y otros factores específicos de cada persona. Existen algunas pautas generales que se suelen recomendar. Aquí hay una guía general:
Grasas: Aproximadamente el 30-40% de las calorías diarias deben provenir de grasas saludables. De las fuentes explicadas con anterioridad.
Proteínas: Alrededor del 20-30% de las calorías diarias pueden provenir de fuentes de proteínas magras.
Carbohidratos: Alrededor del 40% de las calorías diarias pueden provenir de carbohidratos complejos y fibra. Optar siempre por granos enteros, frutas, verduras y legumbres.
Es fundamental ajustar la dieta según las preferencias personales, restricciones dietéticas y condiciones de salud específicas. Además, siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud o un dietista colegiado para obtener orientación personalizada.
Duración y adherencia de una dieta anti inflamatoria
Movimiento y contacto con la naturaleza
Actividad física
Contacto con el Sol (vitamina D)
Desayuno
Té verde o té de cúrcuma Tazón de avena y chía cocida o porridge con leche de almendra y canela, con rodajas de plátano y nueces.
Almuerzo
Ensalada de quínoa con espinacas, tomate, aguacate. Aliñada con aceite de oliva virgen extra y limón. Salmón al horno con hierbas (romero, tomillo) o asado con limón. Brócoli al vapor o asado. Postre: Una manzana asada con un pelín de aceite de coco.
Merienda
Yogur de cabra natural o griego con arándanos y una cucharada de nueces o almendras con un puñado de bayas frescas.
Cena
Pollo con hierbas como albahaca y orégano. Espárragos salteados con ajo. Puré de boniato. Postre: Sorbete casero de mandarina (sin azúcar)
Mai Serra
Dietista-Nutricionista